lunes, 11 de noviembre de 2013

Dar y recibir

En nuestra vida cotidiana tenemos la creencia de que damos y de que recibimos. Sin profundizar demasiado observamos esta situación, la juzgamos, y, depende del día que tengamos, pensamos que damos más de lo que recibimos o que recibimos más de lo que damos. Y entramos en el tema de la justicia.

Si abandonamos por un momento la vida cotidiana, este mundo paralelo creado por el raciocinio humano, y profundizamos en la esencia de las cosas, la esencia del Universo, nuestra esencia, podremos ver que, en realidad, lo único que hacemos es dar. El hecho de recibir algo, en realidad, es dar.

Tenemos la creencia de que si yo doy, recibiré y si recibo tendré que dar, o no, y me lo quedo todo para mí (es uno de los grandes dilemas). Lo vemos como una causa/efecto. Si ocurre esto, como consecuencia ocurrirá esto otro. O sea, si, dándose las circunstancias adecuadas, le doy unos martillazos a un clavo en una pared, el clavo se introducirá dentro, por tanto, si doy, recibiré. Y, si no, no será justo, tendré derechos y otro tendrá obligaciones. Causa y efecto.

En realidad, lo que la naturaleza, el Universo, los seres vivos, en esencia hacemos no es responder a una causa. Es causar un efecto, es actuar, es dar.

Todo el Universo funciona así. El Universo, la Naturaleza no reacciona ante una acción. Es acción misma. Lo que podríamos llamar reacciones sólo se dan en el plano, en la dimensión humana racional. En la esencia esas llamadas reacciones son acciones. Todas estas acciones son causas que producen otras causas, son acciones que producen otras acciones. No producen efectos o reacciones, sino nuevas acciones.

Un árbol da. Da vida, da fruto, da oxígeno, etc. Siempre y sólo está dando. El hecho de recibir luz y agua se convierte en seguir dando. En esencia está dando esa uz y agua de otra forma. Coge esa luz y agua, las absorbe, las hace suyas, se convierte en ellas para dar otra forma de vida (fruto, oxígeno, etc.). Cuando una tormenta lo parte en dos, coge esa energía y, aún fuera de sus raíces, sigue dando vida, otras formas de vida.

En esencia, la razón primera, única y máxima es dar. Mediante la acción de dar somos, existimos, creamos,… Mediante la acción de recibir, damos, somos, existimos, creamos,… Recibir = Dar.

Durante una conversación con un amigo, con la pareja, con un hijo,… siempre estamos dando. Creemos que damos y recibimos y, si la conversación se vuelve tensa, creemos que damos comunicación, positivismo, lógica, “realidad”, “verdad”, y creemos que recibimos incomprensión, agresividad, mentira, negatividad, violencia,…

En realidad, nosotros estamos dando todo eso, al recibir, damos. Al recibir agresividad damos una interpretación de agresividad, que vuelve al otro convirtiéndose, en él, en más agresividad, y vuelve a nosotros con más interpretación de agresividad. Al conversar damos información, opinión, cariño, comprensión, y escucha. Al escuchar, si escuchamos, no estamos recibiendo información, damos escucha, y de esta manera, damos a nosotros mismos y al Universo, a la esencia, la información que nos están dando.

En la construcción de una casa, yo no recibo el 2º piso para levantar el 3º. El 2º se ha levantado y el 3º se levantará. Puede ser una forma de hablar, pero sólo eso, una forma de hablar.

Además de ser dadores, nosotros igual que todo el Universo, todo lo que damos se lo damos a todo. No sólo le damos un caramelo a un niño, sino que nosotros, y también el niño, le damos el caramelo, con todo el significado que queramos sentir, a toda la esencia, a toda la vida.

Siempre das, siempre haces, siempre actúas, siempre creas. No puedes dejar de dar, hacer, actuar, crear. Quieras o no siempre lo haces.

Tú puedes elegir totalmente en libertad, qué quieres dar, qué hacer, qué o cómo actuar, qué crear,… en todos los momentos de tu vida.

Seguramente, ésta es nuestra única responsabilidad. No podemos echar balones fuera, no podemos culpar a nadie, ni siquiera a nosotros mismos. Es nuestra responsabilidad, siempre positiva, porque cuando algo no nos hace crecer, siempre podemos hacer otra cosa, eligiendo en libertad.

Esto significa EKEIA. Ser vivo que tiende a desarrollarse al máximo. Siempre adelante, siempre dando, siempre creando, viviendo.


Sufrimos porque creemos que recibimos.

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