Paseaba
ayer por la calle y se me acercó un amigo con cara extraña. Después de
saludarnos me comentó que había visitado un blog en el que aparecía mi nombre
como autor.
- hombre, siempre te he visto como medio filósofo, pero
todas estas cosas,… - me dijo.
- ya ves. Se te ocurren historias y las escribes en un blog.
Como no sabes quién, ni en qué disposición las va a leer, da un poco igual. Te
desahogas, y que cada uno interprete lo que sea. Da mucha libertad. Y
crecimiento.
- ¿crecimiento? Ya estamos,…
- bueno, y más cosas,…
- no, no, tranquilo, si es estupendo. Pero lo que me tiene
alucinado es cómo se le puede ocurrir estas cosas a alguien.
- pues, a mi, se me ocurren cosas igual que se me ocurre que
llueva.
- ¡¡¡¡¡¿¿¿¿¿ehhhhh?????!!!!!
- yo me quedo así, observando. Si llueve permito que llueva,
si no llueve permito que no llueva. Del mismo modo, me quedo así, observando el
mundo alrededor y a mi mismo. Si se me ocurre algo, permito que se me ocurra;
si no se me ocurre algo, permito que no se me ocurra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario