jueves, 6 de febrero de 2014

Tapones en los oídos

Mi nombre es Me. No, no es el que en inglés se pronuncia, ”mi”, ni tampoco el posesivo español. Sí, ya sé que es raro, pero qué le voy a hacer, quizá tenga ascendientes Coptos. 

Pues eso. Mi nombre es Me, y tengo un amigo que se llama Alfa (¡vaya con el nombrecito de éste, también). Alfa es una persona extrovertida, una persona feliz. Hace lo que normalmente todo el mundo, pero siempre de alguna forma diferente. Con matices no habituales. Por ejemplo, un día tuvo que ir a la capital a por un documento importante. Pudo ir en coche, 60 kilómetros, ir y venir. Pudo ir en tren, viaje de una hora, y vuelta. Pues, no. Fue en auto-stop hasta un pueblo a unos 20 kilómetros de la capital, y allí cogió un autobús hasta su destino. Claro, no llegó a tiempo, pero volvió contando su viaje como si de Marco Polo se tratara.

Al día siguiente, decidió coger el tranvía con tiempo suficiente, pero algo diferente tenía que hacer: cogió una mochila con ropa variada, cuatro libros, neceser, cuaderno y boli. Se montó en el tren y, después de una hora de viaje, hizo la gestión que tenía que hacer y volvió. Total, cuatro horas de tarea. Estaba en su casa a la hora de la comida. Cuando estuve con él, por la tarde, me estuvo contando un verdadero viaje en el Transiberiano.

Así era Alfa.

Quedé el otro día con él, para ayer. Resulta que sentía ciertas molestias en los oídos y decidió pedir hora con el médico a ver si le daba alguna pista para solucionar el tema. La cita era ayer y quedó conmigo para charlar un rato, después. ¡Tanto tiempo sin vernos!.

Conociendo a Alfa sentía curiosidad y verdadera impaciencia por conocer cómo había gestionado su visita al médico, su molestia, etc.

Quedamos en el bar “Bar”. Cuando llegué al local, el tabernero me comentó que Alfa había ido al médico con nuestro amigo Omega. Le había convencido a Omega, no para que le acompañara, sino ¡¡¡para que Omega también comprobara si tenía bien los oídos!!!.

Omega era una persona conformista. Había que hacer esto, … pues se hacía. No hay por qué hacerlo, … pues no se hace. Omega no tenía nada raro en los oídos, ¿porqué iba a tener algo?. Entonces, ¿porqué ir con Alfa a mirarse los oídos?.

Estas cosas le alteraban un poco, pero así como “si no tengo nada raro en los oídos, no tengo por qué ir al médico”, ante el entusiasmo y convicción de Alfa: “si Alfa se empeña e insiste en que vaya, ¿porqué no voy a ir?”. Total, que fue.

De nuevo Alfa había conseguido hacer de una cosa normal, algo diferente.

Cuando les vi acercándose, cruzando la plaza, hacia el bar “Bar”, Omega estaba serio, con movimientos de cabeza y brazos que indicaban inadaptación e inseguridad. Alfa caminaba sonriente, rítmico, seguro.

OMEGA: “¡¡¡Me caguen la leche!!! ¿Quién me mandaría a mí ir al médico, con lo bien que yo estaba?”

ALFA: “Vamos, tío. ¡¡¡Si ha sido mejor para ti!!!”

OMEGA: “¿Cómo va a haber sido mejor para mí, o para ti?”

ME: “Bueno, bueno, … ¿Qué pasa?. ¿Qué tal ha ido lo de los oídos?”

OMEGA: “¿Sabes qué pasa?. Yo estoy de maravilla, no me pasa nada. Estoy normal. No tengo preocupaciones de salud, ni de casi ninguna otra cosa. Pero, claro, si estás bien y vas al médico, seguro que luego no estás bien. Algo te encontrará y tendrás algo que solucionar, algo de lo que antes no tenías que ocuparte. Ahora resulta que tengo tapones en los oídos.”

ME: “Bueno, pero eso te quitan y ya está, ¿no?”

OMEGA: “Si, si, si, … te quitan y ya está. Pero, de ahora en adelante, tendré que estar pendiente de quitarme los tapones cuando me parezca que puedo tenerlos. ¿Tendré?, ¿no tendré?. Esta sensación, ¿será de los tapones, será de otra cosa?. Preocupaciones. ¡Qué rollo!. La culpa es mía por hacerle caso a este “buscarrollos”.”

ME: “Venga, venga, … Creo que este tema tiene más de un lado bueno por donde mirarlo. Y, a ti, Alfa, ¿qué te ha dicho el médico?”

ALFA: “¡¡Estupendo!! ¡¡Perfecto!! ¡¡Extraordinario!!. ¡¡¡¡¡¡Tengo tapones en los oídos!!!!!!. ¡¡¡¡¡¡Tengo tapones en los oídos!!!!!!.
- gritaba, emocionado como aquel chaval del anuncio: “¡¡¡un palo!!!, ¡¡¡un palo!!! –
¡¡¡Qué maravilla!!!. Ahora, cuando sienta mis oídos un poco raros, sólo tendré que ir al médico, que me quite los tapones y, de nuevo, ¡¡¡perfecto!!!.
¡Qué gozada!. ¡Ahora ya sé qué tengo que hacer!”

ME: “Joder, ¡¡con vosotros no se aburre uno!!.
¿Qué queréis tomar?”

OMEGA: “¡¡¡¡Ostrassssss!!!!, se me ha olvidado preguntar qué es bueno para los tapones, …..”


ALFA: “Yo tomaré un tapón de tequila”

No hay comentarios:

Publicar un comentario